San Gabriel, un gran vino enraizado en el corazón del Duero, criado con el rigor y la austeridad de la meseta, el sabor del silencio y la paz monacal.
Una naturaleza sorprendente y singular que ha querido regalarnos unas condiciones exclusivas. Contrastes inesperados y extremos que, unidos al trabajo y buen hacer de nuestras gentes, dan origen a una uva excepcional.
Todos los detalles están cuidados y forman parte de un modo de entender la tradición, el respeto a la tierra y al entorno, para conseguir la máxima expresión de los viñedos.